viernes, 2 de diciembre de 2011

No hay quien le meta la mano al barrio

Desde los 40 años, Celsa Rodríguez sufre de artritis severa y poco a poco ha visto cómo se deforman los huesos de sus piernas que resultaron ser las más afectadas. Aferrada a su andadera trata de desenvolverse en su casa, donde ahora las cosas comienzan a complicarse. Bañarse, lavar los platos, utilizar el inodoro y la lavadora, es ahora un imposible para esta mujer de 73 años, quien a pesar de su discapacidad física, nunca abandonó los quehaceres diarios.

El colapso de las cloacas en la calle Vargas del sector Corea I en Barcelona, se convirtió en una amenaza para la ex costurera, quien desde hace dos semanas pasa el día entero sentada en una silla de mimbre para no toparse con el líquido putrefacto.

“Si abro una llave de agua, comienzan a desbordarse las cloacas. No puedo hacer mis oficios”, dice. Sus cuatro hijos y sus diez nietos temen que Celsa se infecte como su bisnieto de cuatro meses de nacido, quien se contaminó con el líquido putrefacto y estuvo una semana con fiebre y ronchas que le produjo la infección.

“Me la pasaba en el patio recogiendo los mangos de la mata que sembré hace más de 20 años. Ahora se pierden. No le daré a nadie una fruta que cae en aguas negras.

A pesar de sus dificultades para caminar, Celsa sale a la calle cada vez que observa a algún trabajador de la alcaldía del municipio Bolívar o de Hidrocaribe. No se cansa de pedirles que destapen el colector que colapsó con cemento después de que culminaron la segunda etapa del Grupo Escolar República de Chile.

Promesas

El calvario de Celsa comenzó hace tres años y ahora que el agua se desborda dentro de su casa está preocupada.

“Hace dos meses me dieron falsas esperanzas. Por aquí estuvo la hermana de la negra Inés y nos prometió que romperían la calle para acabar con el problema. Nunca vino nadie a arreglar nada. Qué tristeza, me engañaron como a una niña”, contó.

Los hijos de Rosa han solicitado la reparación del colector a la alcaldía del municipio Bolívar y la Hidrológica, no les da respuesta alguna.

Celsa ya no sabe a qué ente mandar a su familia para solicitar ayuda y ahora prefiere pararse con su andadera en la acera que estar dentro de su casa, aguantando el mal olor

Tomada de www.eltiempo.com.ve / Jackelyn Pinto

Revisada y publicada por: José Madrid

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