jueves, 8 de diciembre de 2011

Porque no escuchar no es limitación para trabajar y prestar un buen servicio

Las iniciativas positivas parecieran difíciles de apreciar en medio del día a día venezolano, pero la mayoría coincide en que las debemos apoyar y fomentar, pues reconfortan y apuntan al progreso justo, sobre todo cuando se trata de acciones que se ocupan de grupos minoritarios y con necesidades. Bajo esta premisa, hace 12 años el negocio, que inició siendo una cauchera familiar, administrada por William Mesa fue convertida en lo que es hoy, uno de los autolavados más conocidos de Barcelona.

Ubicado en la capital anzoatiguense, los empleados que laboran allí, son un grupo de personas con problemas de audición y habla. Poco se escucha en el lugar, aparte de los ruidos propios de las tareas al lavar un carro: agua a presión, cepillos, aspiradora. Y cuando se comunican entre ellos los trabajadores usan las señas como lenguaje, lo cual sorprende y al mismo tiempo complace a algunos de los clientes.

Autolavado Multiservicios Caracas es el nombre del establecimiento y funciona desde hace siete años en la concurrida avenida Caracas de Barcelona. William Mesa es su propietario y quien se ha encargado de contratar el personal, en el que cuatro de sus siete empleados son sordos, y con ellos Mesa ha aprendido a comunicarse por señas.

Para quienes acuden al local puede resultar extraño tener un personal que no te escucha, literalmente, pero para Mesa esto ha formado parte de su cotidianidad desde que poseía una cauchera hace doce años, cuando conoció a Luis Valderrama, sordo mudo y hoy su empleado de confianza.

Valderrama es el segundo al mando en el autolavado; con él ha compartido labores desde su primer negocio, y debido a la “buena llave” que han hecho planean seguir trabajando juntos.
Mesa contó que la idea contratar este personal surgió ante la dificultad que se les presenta a las personas con discapacidades y en especial sordas, para encontrar trabajo y la desestimación de la que son objeto por parte de algunos “oyentes” (como ellos llaman a quienes no tienen discapacidad alguna).

“Luis fue el primero en trabajar con nosotros, pero así como llegó él, luego fueron llegando los demás, en su mayoría invitados por él mismo en su deseo de ayudarlos. Confieso que no puedo pedir un mejor personal. Cuando no los entiendo, Luis me ayuda”, comentó el Barcelonés.

Un empleado agradecido

Luis Valderrama, quien es sordo de nacimiento, explicó por lenguaje de señas que aunque no todos sus compañeros son sordos, existe una gran armonía entre el grupo de trabajo y que resulta muy común -y a veces divertido- ver la cara de algunos clientes que no entienden su forma de comunicación.

El hombre de 38 años admitió sentir un gran respeto y admiración por su jefe, quien a pesar de no entender el lenguaje de señas del todo, ha permitido que todos ellos logren llevar el sustento a sus familias sin distinción del resto de sus compañeros oyentes.

Señaló que su responsabilidad va mas allá de sólo dirigirlos cuando el jefe no está, pues le corresponde entrenar a cada uno de los que ingresa en las tareas que realizará con el fin de prestar un servicio de calidad, que la clientela satisfecha y recurrente confirma.

Por ley la Asamblea Nacional dicta en el articulo 28 de La Ley Para Personas con Discapacidad que los órganos y entes de la Administración Pública Nacional, Estadal y Municipal, así como las empresas públicas, privadas o mixtas, deberán incorporar a sus planteles de trabajo no menos de un 5% de personas con discapacidad permanente de su nómina total, sean ellos ejecutivos, ejecutivas, empleados, empleadas, obreros u obreras.

Redacción: Yubelys Flores
Publicada por: Jackelyn Pinto

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